Orígenes Prehispánicos
La música ecuatoriana es el resultado de la simbiosis cultural producida a raíz de la conquista española en el siglo XVI. A lo largo de milenios, las sociedades originarias consideraron la música como un elemento vital dentro de sus vidas, así tanto las "mingas" (trabajos comunitarios), como fiestas y rituales eran animados con música. La cultura costeña Chorrera (900 - 500 a.C.) nos dejó como herencia unas bellas botellas antropomorfas y zoomorfas denominadas "silbatos", debido a que al introducir algún líquido en su interior, producen sonidos. En las cerámicas dejadas por las distintas culturas se aprecian hermosas figuras que representan a músicos y danzantes. Un claro ejemplo son los danzantes de la cultura costeña de Jama-Coaque (500 a.C.-1500 d.C.) que usan trajes adornados con plumas, tocados elaborados y tocan tambores y rondadores. De la cultura Negativo del Carchi, de los Andes del norte, se han recuperado innumerables ocarinas de arcilla finamente pulidas. Según las investigaciones, la música prehispánica era en su mayoría de escala pentatónica. Entre los instrumentos más utilizados tenemos silbatos, sonajeros, flautas de diversos tipos, tambores, bombos, cascabeles y litófonos. La música ecuatoriana es una música muy cultural para el pueblo de Ecuador; hay música de todo tipo, incluidos el reggaeton, pop, rock etc. El Ecuador es un país con algunos artistas internacionales: como el ruiseñor de América y el más representativo del país Julio Jaramillo, Carlota Jaramillo, Dúo Benítez-Valencia, Johanna Carreño, Juan Fernando Velasco, Mirella Cesa, Juanita Burbano, Gerardo Morán, entre otros.
Música Colonial
Cuando llegaron los españoles, procedentes de un territorio que tras ser conquistado por varios pueblos, recibió la influencia de ellos, se introdujo en el Ecuador laguitarra de origen árabe, la vihuela y las castañuelas. La mayoría de danzas festivas y rituales indígenas fueron prohibidas por la Iglesia Católica, por considerarlas obra del demonio, y en su lugar los ibéricos intentaron imponer su cultura. Sin embargo, el complejo proceso de mestizaje llevó a la fusión de ritmos. Los cantos religiosos cristianos fueron influenciados por ritmos de origen indígena tales como el yaraví o el danzante. De ahí nacieron los salves, cantes y tonadas. Elfandango y la samacueca, ritmos tradicionales españoles invadieron los pueblos mestizos y se convirtieron en el alma de las fiestas. Paralelo a esto, desde mediados del siglo XVI comenzaron a llegar los primeros negros de origen africano y con ellos llegaron tambores, xilófonos, redoblantes, guasás y el tono cadencioso de su música. Con todas estas influencias aparecieron los sanjuanitos, sanpedritos, albazos, capishcas y alzas. En el siglo XVIII, con la consolidación de una élite criolla y el inicio del periodo conocido como la Ilustración llegó el minué de origen francés.
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